La ronda

1. Tuna: Mujer y Luna

Gentiles doncellas

La Ronda se podía definir como el espontáneo canto de ensueño ante unos ojos arrebatadores; es la prueba de amor ante el cariño de una madre y es también la prueba de fervor ante nuestra Patrona. Y en todas e llas la Mujer es la inspiración, el motivo y el objeto de nuestras canciones y requiebros.

La Tuna se debe a la Mujer, Mujer con mayúsculas. Es su esencia y su fin último, con ella nace, y sin ella no tiene sentido.

El Folgar antiguo

» -Y te espantas de pocas cosas: que sin este enamorado murciélago, hay otros ochenta, para quién tiene repartidas las horas del día y de la noche.
-¡Por vida del mundo que la tenía por una santa!». (El Diablo Cojuelo)

El rondar formaba parte de las habilidades que todo caballero – o figurante a tal- debía dominar para conquistar los favores de la dama pretendida, la cual no osaría prestar atención de quién no manejara dies tramente las artes del cantar, la trova, y el tañir, así como otras que se nos indican:

» Aprendí a bailar, a jugar la espada y la pelota, torear, hacer versos…». (Vida de Torres Villarroel)

El pícaro estudiante debía, una vez conocidas las artes de la conquista, buscar los medios propicios para tal, lo cual conllevaba el abandono de la vida lectiva, en pos del aprendizaje de una vida mucho más n octurna y azarosa. Esto suponía, la mayoría de las veces, el abandono no siempre fácil del colegio o residencia:

» … y paré todo mi ingenio en discurrir diabluras y enredos para librarme de la reclusión y las tareas que se deben emplear los buenos colegiales de aquella casa. Abría puertas, falseaba llaves, hendía c andados, y no se escapaba de mis manos pared, puerta ni ventana en donde no pusiese las disposiciones de falsearla, romperla o escalarla.». (Vida…)

En pos de la amada, el estudiante se cubría de capa y montera tal como indica Torres, y puntualiza el Diccionario de Autoridades:

» Era grave delito en mi tiempo romper de noche la clausura, y tomar de día la capa y gorra, y todas las noches y los días quebrantaba a rienda suelta estos preceptos.». (Vida…)

» De capa y gorra: se dice del que va de rebozo sin el traje propio de su estado y condición; lo que es más común en las Universidades donde salen los estudiantes y colegiales con capote y montera para no ser conocidos a divertirse y pasearse acompañados al campo.». (Dicc. de Autoridades)

La noche era, pues, su elemento, pues el estudiante antiguo, pícaro de necesidad, encontraba en ella cobijo a sus argucias amatorias, así como disimulo de sus chanzas y carestías:

» Verás cómo se va desnudando aquel hidalgo que ha rondado toda la noche, tan caballero del milagro en las tripas cómo en las demás facciones, pues quitándose una cabellera, queda calvo; y las narices d e carátula, chato; y unos bigotes postizos, lampiño; y un brazo de palo, estropeado; que pudiera irse más camino de la sepoltura que de la cama.». (El Diablo Cojuelo)

El día era momento de reposo y apaño de las necesidades materiales, que dadas las circustancias, no eran pocas: conseguir sustento y reparar los semblantes para agrado de la dama:

» Y como en otras partes hay hora señalada para oración, la tenemos nosotros para remendarnos. Son de ver, a las mañanas, las diversidades de cosas que sanamos; que, como tenemos por enemigo declarado al sol, por cuanto nos descubre los remiendos, puntadas y trapos…». (El Buscón)

Muchas veces, la conquista de la mujer amada suponía no pocos peligros, afán aventurero y curtida experiencia para llevarla adelante, cosa que, pese al empeño, no siempre sucedía a causa de otros rivales:

» -Si yo fuera el marido -dijo don Cleofás-, más los tuviera por gatos que por músicos.
– Ahora te parecerán galgos, porque otro competidor, con una cuadrilla de seis o siete, vienen sacando las espadas, y los Orfeos de la maesa, reparando la primera invasión con las guitarras, hacen una fuga de cuatro o cinco calles…». (El Diablo Cojuelo)

…o a causa de la Justicia:

» Don Cleofás Leandro Pérez Zambullo, hidalgo a cuatro vientos, caballero huracán y encruzijada de apellidos, galán de noviciado y estudiante de profesión, con un broquel y una espada aprendía a gato por el caballete de un tejado, huyendo de la justicia, que le venía a los alcances por un estupor que no lo había bebido ni comido.». (El Diablo Cojuelo)

No es, por ello, de extrañar, que en folgar de antaño, aparte del ideal romántico, no hubiera quien se dejase llevar por motivos menos idealistas, aunque no menos importantes:

» Y lo que más has de notar: que nunca nos enamoramos si no es de «pane lucrando», que veda la orden damas melindrosas, por lindas que sean; y así, siempre andamos en recuesta con una bodegonera por la comida, con la gü éspeda por la posada…». (El Buscón)

2. La Ronda Ideal

Damas, doncellas y sílfides

Elemento inprescindible y razón de toda tunería son las damas a rondar, objeto de nuestros cantos y favores. Sin ellas, no existe ronda posible, y son el único elemento que no puede faltar.

Pero aunque teniendo todas ellas a la Mujer como única protagonista, no todas las rondas son iguales:

La Ronda Estándar se da cuando el objeto de la ronda es una damisela o un grupo de ellas que llevadas por los encantos de la Tuna, deciden montar una noche de alegría y canciones en nuestra compañía. Generalmen te, la ronda se prepara con antelación -las doncellas se reúnen en alguna casa o propiedad en espera de la ronda, se proveen caldos y viandas para no recabar gozos y energías…-, de modo que todo sea lo más grato y lúdi co posible, y no se eche nada de menos en mitad de la noche.

La Ronda a las Madres es otro tipo de ronda, en la que el objeto de nuestro cariño y agradecimiento son nuestras madres, a las que tanto queremos y debemos, y que se suele hacer el Día de las Madre, y es una de las tradicion es más bonitas de la Tuna.

La Ronda a la Virgen es una ronda tradicional que se suele realizar como muestra de fervor y agradecimiento hacia nuestra ciudad y su Patrona. Normalmente, éste acto se realiza una vez al año en la semana de Fiestas de nuest ra Patrona, aunque también se puede realizar extraordinariamente durante la celebración de Certámenes, etc. Suele consistir en un pasacalles por la Ciudad y una ronda ante la Virgen en la que participan todas las Tunas de la Ciudad.

La Ronda a la Virgen de la Ciudad de Valencia se celebrará el jueves siguiente al segundo Domingo de Mayo, festividad de Nuestra Señora de los Desamparados, partiendo de la Plaza de la Reina hasta la Basílica.

Y como no, siempre queda ese sentimento de Ronda Natural, la ronda entre las rondas, la ronda que no necesita de nada, salvo de una mujer a la que rondar, ya esté despierta o dormida, ya este sola o en compañía, ya en mitad de la calle o en su buhardilla. En cualquier momento, la Tuna se puede presentar bajo una ventana, y por conseguir la sonrisa de una dama, nadie sabe lo que no hará.

Ante una Ronda, las doncellas y mancebas suelen esperar reunidas y expectantes a su llegada, de manera que establecen entre ellas lazos de amistad y complicidad mientras que empiezan a dar cuenta, a veces en demasía, de las viandas y bebidas que han reunido para obsequiar a los rondadores y cubrir las flaquezas del apetito y la sed a lo largo de la noche. Al escuchar las melodías y voces de la Tuna, acuden prestas a balconadas y ventanales para ser obsequiadas con nuestras canciones.

Es tradicional y de buena fe en estos momentos mantener unas formas siempre agradecidas por el esforzado rondador, que ve recompensado sus esfuerzos y desgañites con la mirada y atención de las doncellas rondadas. Por ello, se intentar& aacute; evitar mientras se encuentren asomadas el hacer abuso del beber y el yantar destinado a otros lances posteriores, así como el exceso de comentarios y parlanchinerías que desvíen la atención de los juglares.

Nunca la Tuna estuvo reñida con la cantidad de damas a rondar, pues de la calidad y deseos de fiesta hay que hablar, y bien vale mil veces más una dama ilusionada que una caterva de aburridas. No obstante, es aconsejable en una ronda que el número de comensales sea parejo, en favor de una mayor armonía y contento, si bien es mejor pecar por exceso que por defecto.

Hay que destacar la belleza de ropas y trajes, el encanto de peinados y maquillajes, perfumes y demás aderezos que suelen lucir para agrado de los caballeros rondantes, cosa que suele redundar en una mayor alegría y disfrute de la Fiesta.

Por último, subrayar que la Tuna no es Tuna sin la mujer, y que a todas ellas se debe, desde la más tierna y joven doncella, hasta la más pícara de las damas.

Ricos caldos y frutos de la tierra

«Es nuestra abogada la industria; pagamos las más veces los estómagos de vacío, que es gran trabajo traer la comida en manos ajenas. Somos susto de los banquetes, polilla de los bodegones y convidados por fuerza. Sustentámonos así del aire, y andamos contentos»´ (El Buscón)

Tal como se puede ver en la Historia de la Tuna, el Tuno siempre ha mantenido una especial relación con el mundo de la Gastronomía.

Ya los primeros «sopones»…

» Sopón: estudiantes que van a la providencia y a pie de las Universidades (Dicc. Autoridades)»

…fueron creando toda una cultura del Buen Llantar consistente en agradecer los manjares que la Providencia devengara, ayudándose de su ingenio para ayudarla cuándo las viandas escasaran.

De aquí, que hoy en día en toda actividad tunera sean agradecidos los esfuerzos para que no falte el substento voraz y etílico.

En una Ronda, suelen proveerse alimentos que sirvan para evitar desfallecimientos y carestías (del cuerpo y del alma) a lo largo de la madrugada. Son placeres que alegran a todos los presentes, y que nunca pueden faltar.

Así podemos encontar estos suculentos manjares:

Aperitivos: Papas, frutos secos,…: los que nunca faltan
Tapas y canapés: jamones adoptados huérfanos de padre y madre, fiambres, croquetitas, dátiles con bacon y otras delicias.
Bocatas y sandwiches: soportes energético y tentenpiés impescindibles.
Con las manos en la masa: esas antonomásicas tortillas de patata, pizzas, empanadas… tan apetecibles.
De luxe: si además se acompaña de madugada con una barbacoa o una paella nocturna, increible.
Los dulces: canapés, pasteles o tartas acaramelan un poco más el ambiente.

Y si hemos derrochado elogios del buen Llantar, qué no diremos sobre el buen Beber. La Tuna es heredera de la tradición elogiosa de caldos y licores, y por ello en toda ronda que se precie, o pueden faltar. Ellos servirán para romper el hielo (si procediera), acompañarán la conversación, serán excusas de brindis interminables y facilitarán el contacto y el intercambio amistoso entre los comensales.

Son especialmente agradecidos:

Cocacolas, zumos y demás acompañamientos: para alegría de otras bebidas o de quienes han de conducir-se.
Cerveza: imprescindible.
Caldos de la tierra: tintos, rosados o blancos, secos o dulces, en sangría o en burret, una delicia.
Licores y demás bebidas espirituosas: regalos al paladar, refrescan en verano y reconfortan en invierno.

Por último, nada más recordar, que:

El caballo en la montaña
y el tiburón en la mar
que no hay mayor placer
que beber y no pagar
(¡Pero se agradece!)

3. Desarrollo de una Ronda

El pasacalles

El Pasacalles es una de las parte más vistosas de la Ronda, en la que la Tuna desfila con ritmo airado y vistoso por debajo del balcón de la mujer a rondar, mientras entona canciones llenas de ritmo español.

Generalmente está formado por dos o tres filas, en función del número de componentes de la ronda, y mientras desfilan, ejecutan vistosas coreografías, que hacen del pasacalles un expectáculo en sí mismo.

Existen diversas figuras, que reciben nombres tan curiosos como «botijo simple», «botijo doble», «Barcelona 92», «serpentina», etc, y suelen consistir en movimientos sincronizados de las filas que componen el pasacalles.

Es el preludio perfecto de la Ronda, pues avisa a las rondadas de la llegada de la Tuna, y les ofrece un espectáculo maravilloso, (lo mismo que al resto del vecindario).

Algunas canciones típicas de pasacalles son:

El Manolo
La Compostelana
San Cayetano
Pasacalles de Garita

Debajo de tu ventana

Una vez concluido el pasacalles, la Tuna se situa debajo de la ventana o balconada de las mujeres a rondar, generalmente en un par de filas, y empieza a cautivar sus corazones con sus más bellas canciones.

Si por casualidad la mujer rondada no había despertado o acudido a la cita por paternas o extrañas razones, es el momento de canciones de ronda, románticas y sentidas, que hagan que no pueda evitar acudir a la cita con su Tuna.

Debajo del balcón, las baladas y estudiantinas se mezclarán con algún que otro son más alegre, de manera que no se duerma la parroquia, y también, cómo no , para que se luzca el pandereta, y para ir caldeando poco a poco el ambiente (imprescindible en enero).

Esta fase suele durar unas cuantas canciones, variable en función de variables como la temperatura (imprescindible), la atura del piso a rondar, el caso prestado, etc. Tras ello, y si las mujeres rondadas están a bien, quizas logremos traspasar sus corazones y ser invitados a la fiesta.

Si en tu balcón me dejaras colar

Una vez invitados a subir, se procederá a la presentación rigurosa y ineludible de las damas rondadas, tras lo cual, proseguirán las canciones y cantos a lo largo de toda la noche.

Será el momento de refrescar nuestras voces con los caldos preparados al efecto, así cómo de amortiguar las penurias alimenticias que devengaran los esfuerzos anteriores.

Las canciones suelen ser más movidas que debajo del balcón, y incluyen todo tipo de bailes (pasodobles, rumbas, valses, etc) que incitan al conocimiento y perfecto desrrollo de la fiesta.
También se pueden escuchar boleros y todo tipo de romances.

Si no hay problemas posteriores (ver Anecdotario), la ronda durará hasta el amanecer, o hasta que se decida ir de fiesta a otro lugar, siempre con música y con canciones.

Después de la Ronda

Por último, cuando los cuerpos ya están sufridos de tanto tunar, al clarear, y si no has triunfado en tus amorios, siempre es momento de un café o de una paella en compañia de todos los que hasta esas horas aguantaron contigo.

4. Anecdotario

Alguaciles y demás esbirros

El principal y mayor enemigo de toda la vida en cuento al devenir de una ronda no el el Orden Público, que suele alardear de una gran simpatía hacia la Tuna, si no del vecindario.

No obstante, siempre hay algún que otro miembro de la Justicia Municipal que no atiende a comprender las arraigadas tradiciones de baños, asaltos a colegios y moradas, y en particular, los ritos iniciáticos de la novatería, y la emprenden con la Estudiantina. Sin embargo, no suelen llegar a mayores.

El alegre vecindario

Por motivos insospechados, siempre hay vecinos a los cuales los cánticos y costumbres rondadores no llegan a cautivar, y protestan, avasallan, vejan y denuncian a los estudiantes.

Desde el inocente cubo de agua, caja de huevos, caramelos o algún que otro líquido que mancille nuestro honor, hasta la denuncia a la policía, pasando por protestas airadas y demás pataleos, todo es poco para ellos. Suele ser el prólogo del fin de la ronda.

Maromos

No hay anécdota más evocadora que la presencia de infantes masculinos en la ronda, llamados en tunería como «maromos». Tal presencia provoca problemas y dudas exstenciales sobre las tendencias sexuales de alguno de los miembros de la Tuna, por lo que se les «convida» a abandonar la Ronda, utilizando para ello todos los métodos que la imaginación y la experiencia tunera proporcionan.

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