Pero aunque teniendo todas ellas a la Mujer como única protagonista, no todas las rondas son iguales:
La Ronda Estándar se da cuando el objeto de la ronda es una damisela o un grupo de ellas que llevadas por los encantos de la Tuna, deciden montar una noche de alegría y canciones en nuestra compañía. Generalmen
te, la ronda se prepara con antelación -las doncellas se reúnen en alguna casa o propiedad en espera de la ronda, se proveen caldos y viandas para no recabar gozos y energías...-, de modo que todo sea lo más grato y lúdi
co posible, y no se eche nada de menos en mitad de la noche.
La Ronda a las Madres es otro tipo de ronda, en la que el objeto de nuestro cariño y agradecimiento son nuestras madres, a las que tanto queremos y debemos, y que se suele hacer el Día de las Madre, y es una de las tradicion
es más bonitas de la Tuna.
La Ronda a la Virgen es una ronda tradicional que se suele realizar como muestra de fervor y agradecimiento hacia nuestra ciudad y su Patrona. Normalmente, éste acto se realiza una vez al año en la semana de Fiestas de nuest
ra Patrona, aunque también se puede realizar extraordinariamente durante la celebración de Certámenes, etc. Suele consistir en un pasacalles por la Ciudad y una ronda ante la Virgen en la que participan todas las Tunas de la Ciudad.
La Ronda a la Virgen de la Ciudad de Valencia se celebrará el jueves siguiente al segundo Domingo de Mayo, festividad de Nuestra Señora de los Desamparados, partiendo de la Plaza de la Reina hasta la Basílica.
Y como no, siempre queda ese sentimento de Ronda Natural, la ronda entre las rondas, la ronda que no necesita de nada, salvo de una mujer a la que rondar, ya esté despierta o dormida, ya este sola o en compañía, ya en
mitad de la calle o en su buhardilla. En cualquier momento, la Tuna se puede presentar bajo una ventana, y por conseguir la sonrisa de una dama, nadie sabe lo que no hará.
Ante una Ronda, las doncellas y mancebas suelen esperar reunidas y expectantes a su llegada, de manera que establecen entre ellas lazos de amistad y complicidad mientras que empiezan a dar cuenta, a veces en demasía, de las viandas y bebidas
que han reunido para obsequiar a los rondadores y cubrir las flaquezas del apetito y la sed a lo largo de la noche. Al escuchar las melodías y voces de la Tuna, acuden prestas a balconadas y ventanales para ser obsequiadas con nuestras canciones.
Es tradicional y de buena fe en estos momentos mantener unas formas siempre agradecidas por el esforzado rondador, que ve recompensado sus esfuerzos y desgañites con la mirada y atención de las doncellas rondadas. Por ello, se intentar&
aacute; evitar mientras se encuentren asomadas el hacer abuso del beber y el yantar destinado a otros lances posteriores, así como el exceso de comentarios y parlanchinerías que desvíen la atención de los juglares.
Nunca la Tuna estuvo reñida con la cantidad de damas a rondar, pues de la calidad y deseos de fiesta hay que hablar, y bien vale mil veces más una dama ilusionada que una caterva de aburridas. No obstante, es aconsejable en una r
onda que el número de comensales sea parejo, en favor de una mayor armonía y contento, si bien es mejor pecar por exceso que por defecto.
Hay que destacar la belleza de ropas y trajes, el encanto de peinados y maquillajes, perfumes y demás aderezos que suelen lucir para agrado de los caballeros rondantes, cosa que suele redundar en una mayor alegría y disfrute de l
a Fiesta.
Por último, subrayar que la Tuna no es Tuna sin la mujer, y que a todas ellas se debe, desde la más tierna y joven doncella, hasta la más pícara de las damas.
Ricos caldos y frutos de la tierra
"Es nuestra abogada la industria; pagamos las más veces los estómagos de vacío, que es gran trabajo traer la comida en manos ajenas. Somos susto de los banquetes, polilla de los bodegones y convidados por fuerza. Sustentámonos así del aire, y andamos contentos"´ (El Buscón)
Tal como se puede ver en la Historia de la Tuna, el Tuno siempre ha mantenido una especial relación con el mundo de la Gastronomía.
Ya los primeros "sopones"...
" Sopón: estudiantes que van a la providencia y a pie de las Universidades (Dicc. Autoridades)"
...fueron creando toda una cultura del Buen Llantar consistente en agradecer los manjares que la Providencia devengara, ayudándose de su ingenio para ayudarla cuándo las viandas escasaran.
De aquí, que hoy en día en toda actividad tunera sean agradecidos los esfuerzos para que no falte el substento voraz y etílico.
En una Ronda, suelen proveerse alimentos que sirvan para evitar desfallecimientos y carestías (del cuerpo y del alma) a lo largo de la madrugada. Son placeres que alegran a todos los presentes, y que nunca pueden faltar.
Así podemos encontar estos suculentos manjares:
Aperitivos: Papas, frutos secos,...: los que nunca faltan
Tapas y canapés: jamones adoptados huérfanos de padre y madre, fiambres, croquetitas, dátiles con bacon y otras delicias.
Bocatas y sandwiches: soportes energético y tentenpiés impescindibles.
Con las manos en la masa: esas antonomásicas tortillas de patata, pizzas, empanadas... tan apetecibles.
De luxe: si además se acompaña de madugada con una barbacoa o una paella nocturna, increible.
Los dulces: canapés, pasteles o tartas acaramelan un poco más el ambiente.
Y si hemos derrochado elogios del buen Llantar, qué no diremos sobre el buen Beber. La Tuna es heredera de la tradición elogiosa de caldos y licores, y por ello en toda ronda que se precie, o pueden faltar. Ellos servirán para romper el hielo (si procediera), acompañarán la conversación, serán excusas de brindis interminables y facilitarán el contacto y el intercambio amistoso entre los comensales.
Son especialmente agradecidos:
Cocacolas, zumos y demás acompañamientos: para alegría de otras bebidas o de quienes han de conducir-se.
Cerveza: imprescindible.
Caldos de la tierra: tintos, rosados o blancos, secos o dulces, en sangría o en burret, una delicia.
Licores y demás bebidas espirituosas: regalos al paladar, refrescan en verano y reconfortan en invierno.
Por último, nada más recordar, que:
El caballo en la montaña
y el tiburón en la mar
que no hay mayor placer
que beber y no pagar
(¡Pero se agradece!)
3. Desarrollo de una Ronda
El pasacalles
El Pasacalles es una de las parte más vistosas de la Ronda, en la que la Tuna desfila con ritmo airado y vistoso por debajo del balcón de la mujer a rondar, mientras entona canciones llenas de ritmo español.
Generalmente está formado por dos o tres filas, en función del número de componentes de la ronda, y mientras desfilan, ejecutan vistosas coreografías, que hacen del pasacalles un expectáculo en sí mismo.
Existen diversas figuras, que reciben nombres tan curiosos como "botijo simple", "botijo doble", "Barcelona 92", "serpentina", etc, y suelen consistir en movimientos sincronizados de las filas que componen el pasacalles.
Es el preludio perfecto de la Ronda, pues avisa a las rondadas de la llegada de la Tuna, y les ofrece un espectáculo maravilloso, (lo mismo que al resto del vecindario).
Algunas canciones típicas de pasacalles son:
El Manolo
La Compostelana
San Cayetano
Pasacalles de Garita
Debajo de tu ventana
Una vez concluido el pasacalles, la Tuna se situa debajo de la ventana o balconada de las mujeres a rondar,
generalmente en un par de filas, y empieza a cautivar sus corazones con sus más bellas canciones.
Si por casualidad la mujer rondada no había despertado o acudido a la cita por paternas o extrañas razones, es el momento de canciones de ronda, románticas y sentidas, que hagan que no pueda evitar acudir a la cita con su Tuna.
Debajo del balcón, las baladas y estudiantinas se mezclarán con algún que otro son más alegre, de manera que no se duerma la parroquia, y también, cómo no , para que se luzca el pandereta, y para ir caldeando poco a poco el ambiente (imprescindible en enero).
Esta fase suele durar unas cuantas canciones, variable en función de variables como la temperatura (imprescindible), la atura del piso a rondar, el caso prestado, etc. Tras ello, y si las mujeres rondadas están a bien, quizas logremos traspasar sus corazones y ser invitados a la fiesta.
Si en tu balcón me dejaras colar
Una vez invitados a subir, se procederá a la presentación rigurosa y ineludible de las damas rondadas, tras lo cual, proseguirán las canciones y cantos a lo largo de toda la noche.
Será el momento de refrescar nuestras voces con los caldos preparados al efecto, así cómo de amortiguar las penurias alimenticias que devengaran los esfuerzos anteriores.
Las canciones suelen ser más movidas que debajo del balcón, y incluyen todo tipo de bailes (pasodobles, rumbas, valses, etc) que incitan al conocimiento y perfecto desrrollo de la fiesta. También se pueden escuchar boleros y todo tipo de romances.
Si no hay problemas posteriores (ver Anecdotario), la ronda durará hasta el amanecer, o hasta que se decida ir de fiesta a otro lugar, siempre con música y con canciones.
Después de la Ronda
Por último, cuando los cuerpos ya están sufridos de tanto tunar, al clarear, y si no has triunfado en tus amorios, siempre es momento de un café o de una paella en compañia de todos los que hasta esas horas aguantaron contigo.
El principal y mayor enemigo de toda la vida en cuento al devenir de una ronda no el el Orden Público, que suele alardear de una gran simpatía hacia la Tuna, si no del vecindario.
No obstante, siempre hay algún que otro miembro de la Justicia Municipal que no atiende a comprender las arraigadas tradiciones de baños, asaltos a colegios y moradas, y en particular, los ritos iniciáticos de la novatería, y la emprenden con la Estudiantina. Sin embargo, no suelen llegar a mayores.
El alegre vecindario
Por motivos insospechados, siempre hay vecinos a los cuales los cánticos y costumbres rondadores no llegan a cautivar, y protestan, avasallan, vejan y denuncian a los estudiantes.
Desde el inocente cubo de agua, caja de huevos, caramelos o algún que otro líquido que mancille nuestro honor, hasta la denuncia a la policía, pasando por protestas airadas y demás pataleos, todo es poco para ellos. Suele ser el prólogo del fin de la ronda.
Maromos
No hay anécdota más evocadora que la presencia de infantes masculinos en la ronda, llamados en tunería como "maromos". Tal presencia provoca problemas y dudas exstenciales sobre las tendencias sexuales de alguno de los miembros de la Tuna, por lo que se les "convida" a abandonar la Ronda, utilizando para ello todos los métodos que la imaginación y la experiencia tunera proporcionan.